Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Juan 15:13
En nuestra cultura de hoy, la gente tiende a utilizar las palabras "te quiero" de manera trivial. Estas palabras, cual deberían de por sí solas llevar una gran importancia, son
dichas a veces para manipular o como palabras de relleno en conversaciones. En la
Biblia, Dios demuestra su amor por nosotros enviando a su Hijo unigénito a morir por
nuestros pecados. Juan 15:13 dice: "Nadie tiene amor más grande que el que da la
vida por sus amigos." Jesús entregó Su vida por nosotros. El amor de Dios no es
ingrávido, ni trivial. Su amor es sacrificado, lo abarca todo y es firme y seguro.
El amor de Dios es un amor sacrificado.
Dios no se limitó a decir "te amo" (Isaías 43:4), sino que puso Su amor en acción enviando a Su Hijo unigénito a morir en la cruz. Este sacrificio no se hizo porque
seamos buenas personas. Más bien, Su palabra dice en Romanos 5:8, "Pero Dios
demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros." No hicimos nada para ganar o merecer el asombroso amor
de Dios. Sin embargo, en Su gracia y misericordia, Él escogió prodigarnos Su amor a
través del sacrificio de Su Hijo. 1 Juan 3:1a dice: "¡Fíjense qué gran amor nos ha dado
el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!"
Nunca haremos suficiente bien en este mundo para ser dignos del amor de Dios. La
salvación viene sólo a través de la fe y es dada sólo por gracia.
Efesios 2:8-9 dice: "Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. Esto
no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios y no por obras, para que nadie se
jacte."
Nunca podremos hablar de nosotros mismos o de lo que hemos hecho cuando
compartimos acerca del amor de Dios. Toda la alabanza, el honor y la gloria le
pertenecen a Él por la obra salvadora que ha hecho en nosotros y a través de nosotros.
Si no fuera por la gracia de Dios, ¿dónde estaríamos?
El amor de Dios lo abarca todo.
El amor de Dios es tan vasto y tan grande que puede parecer incomprensible. Mira
cómo lo describe Pablo en Efesios 3 16-19:
"Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas
riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite
en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender,
junto con todos los creyentes, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo.
En fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean
llenos de la plenitud de Dios."
El Salmos 103:11 es un buen versículo para reflexionar sobre lo magnífico que es el
amor de Dios. El versículo dice así: "Tan grande es su amor por los que le temen
como alto es el cielo sobre la tierra." ¿Podemos medir la distancia entre el cielo y la
tierra? ¿Podemos siquiera comprenderla? Dios está diciendo con esto (e inclusive más
que esto) que tan extenso es Su amor por Sus hijos. Alabado sea Dios.
El amor de Dios es firme y seguro.
Cuando consideramos el amor de nuestra familia y amigos, o incluso el amor que
nosotros mismos damos a otros, podemos sentirnos tentados a dudar ese amor por el
comportamiento, las palabras y las deficiencias. Pero las personas son sólo personas
y ya sea a propósito o por accidente, llegará un punto en el que nos fallarán y nosotros
les fallaremos a ellos. Dios, por otro lado, nunca nos ha fallado y nunca lo hará. Su
amor por nosotros es firme y seguro. Sus caminos no son caprichosos y aunque a
veces parezca que no está de nuestro lado, Dios es el único que sabe lo que
necesitamos y cuándo lo necesitamos. Su palabra confirma Su amor inamovible e
inquebrantable por Sus hijos en Romanos 8:38-39: "Pues estoy convencido de que ni
la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los
poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos
del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor."
Los hijos de Dios nunca tienen que sentirse inseguros del amor de Dios por ellos.
Jesús mismo dice en Juan 10:28: "Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie
podrá arrebatármelas de la mano." Siempre podemos contar con el amor de nuestro
Padre.
Mientras reflexionamos sobre el amor de Dios, que nuestros corazones se tranquilicen
sabiendo que, en Su amor, estamos salvos y seguros. Si aún no eres hijo de Dios,
toma hoy la decisión de arrepentirte de tus pecados y poner tu fe en Jesús (Romanos
10:9-10). Nunca experimentaremos un amor más grande que el Suyo.
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