Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Cuando un niño piensa en sus padres, debe sentirse seguro de que es querido. Cada niño debe tener la certeza de que, pase lo que pase, sin importar si no es amado por otros, puede siempre volver a casa a sus padres amorosos. Sin embargo, esto no es siempre la realidad hoy en día. Aunque no todos contamos con padres amorosos, todos podemos experimentar el amor del Padre Celestial quien cuida profundamente de sus hijos.
Los cristianos están familiarizados con Juan 3:16. Todo lo que hace el Señor se basa en su amor por nosotros.
Las siguientes son tres maneras en la cuales el Señor ha mostrado Su gran amor por nosotros:
1. El gran amor de Dios nos ha sido mostrado por el testimonio de la palabra de Dios.
El Señor mismo ha declarado que ama al mundo. A Satanás le encantaría hacer creer a la gente que no hay esperanza o que están muy lejos de Dios, y que Dios nunca los pudiese amar. Es más, a Satanás le gustaría que la gente piense que sus propios pecados repugnantes los descalifican del todo de ser amados por Dios.
Pero el poderoso testimonio de nuestro Salvador alta y claramente declara que: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Tenemos que aferrarnos al testimonio de Dios, dado por Dios mismo en Su palabra.
El enemigo siempre está en el negocio de decir mentiras. Nos hace pensar que, porque no nos "sentimos" amados por Dios, no somos amados por Dios. Tenemos que dejar ir la información falsa dada por el diablo, y aferrarnos al testimonio verdadero de Dios. Si Dios lo dijo, podemos creerlo porque Dios no puede mentir.
2. El gran amor del Señor se demuestra por el regalo que el Señor nos ha dado – “ha dado a su Hijo unigénito”.
El amor de Dios se manifiesta en el regalo que es Jesucristo. ¿Quién es este regalo precioso? Es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Podemos ser perdonados de nuestros pecados más viles y sucios gracias a la sangre derramada de Jesús. Dios dio este regalo al mundo.
La Biblia dice en Juan 14:6: “Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…»”. No hay necesidad de confusión porque Cristo es nuestra dirección – Él es el camino. No hay necesidad de dudar porque Él es la verdad. No hay necesidad de morir en nuestros pecados porque Él es la vida.
Nuestra culpa puede ser removida gracias al regalo que de Jesucristo. Nuestra comunión puede ser restaurada gracias al regalo de Jesucristo. Podemos ser llamados hijos de Dios gracias el regalo de Jesucristo.
3. El gran amor del Señor se demuestra en que Dios da la vida eterna a todos los que creen – "todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna."
Dios es un dador y siempre va más allá. Dios no sólo envió a Jesús para darnos vida aquí en la tierra, sino para toda la eternidad. Juan 14:3 dice: “Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, también ustedes estén”. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, no necesitamos temer a la muerte ni preocuparnos por la tumba. Quien está en Cristo no perecerá jamás. Esto da al cristiano una gran confianza.
Dios ha hecho una obra asombrosa y ha hecho todo lo posible por mostrarnos cuán grande es la medida del amor de nuestro Padre. Nuestra oración es que todos reciban el regalo de Cristo y caminen en la poderosa transformación que este regalo trae consigo.
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